Juan Jiménez es el gerente propietario de la floristería Juanito, ubicada en Santo Domingo, que ofrece más de 30 opciones de ramos de flores. Fotos: Juan Carlos Pérez para LÍDERES

Juan Jiménez es el gerente propietario de la floristería Juanito, ubicada en Santo Domingo, que ofrece más de 30 opciones de ramos de flores. Fotos: Juan Carlos Pérez para LÍDERES

Las ventas por la web mueven a este negocio de flores

29 de junio de 2018 09:08

Las ventas en línea han permitido que floristería Juanito se posicione en el mercado de Santo Domingo de los Tsáchilas.

A través de la página web y las redes sociales, los clientes que viven en España, Colombia, Perú o Argentina pueden escoger entre unas 30 opciones de ramos de rosas, tarjetas, peluches, dulces y chocolates para luego enviarlas a sus seres queridos en Ecuador.

Por lo general, lo hacen en fechas especiales como el Día de la Madre, San Valentín o Navidad. También para cumpleaños o aniversarios. Los arreglos varían entre USD 8 y USD 120, dependiendo de los detalles y el número de rosas que lleve el arreglo.

Juan Jiménez, gerente de Floristería Juanito, señala que fue un proceso largo llegar a brindar este servicio, que nació de la necesidad de innovar para poder competir en el mercado.

Él recuerda que hace 17 años cuando instaló la floristería, esta era la única que había en la calle Guayaquil, en el centro de la ciudad, que ahora es conocida como la calle de las flores.

Pero, luego de un año empezaron a abrirse nuevas floristerías. En tres años, ya había 13 en una sola calle. Por eso, Jiménez decidió personalizar los ramos de flores. Empezó a añadir peluches, tarjetas, globos y cartas de amor.

Con esos nuevos diseños, el gerente consiguió mantener su cartera de clientes fijos que en el 2007 llegó a unas 300 personas mensuales. “Los medios de comunicación empezaron a llegar a mi negocio a ofrecerme publicidad. Eso empezó a darme buenos resultados”.

También asistía a programas de radio o televisión y en vivo enseñaba a la audiencia a armar ramos de flores. Así empezó a popularizarse su negocio.

Los clientes ya no iban hasta su local, sino que hacían sus pedidos por teléfono y depositaban el pago en la cuenta bancaria de Jiménez.

Ese nuevo sistema empezó a dar frutos y los clientes aumentaron a unos 400 mensuales. Pero surgió un inconveniente: los clientes buscaban opciones diferentes y por medio de una llamada telefónica era difícil de explicarles cada detalle y color del ramo.

Por eso decidió crear, hace unos nueve años, la página web. “Al principio, la veían ecuatorianos en Murcia y pensaban que vivía allá y se confundían al hacer los pedidos. Pero luego lo vieron como una buena opción para enviar ramos a Santo Domingo”.

También se creó una página de Facebook, que ya tiene más de 7 000 seguidores y en la que se postea a diario una foto, descuentos y promociones. La clientela aumentó y eso permitió que se abriera un nuevo local en Santo Domingo.

Jiménez ha invertido en total USD 10 000 en mercadería, vitrinas y perchas. Pero hace 17 años, inició con USD 450, con los que compró dos sillas de plástico para exhibir los ramos, pagó un mes de arriendo y las flores se las dieron a crédito. Con los primeros 10 ramos que vendió pudo pagarles a los proveedores y empezó a adecuar el pequeño local.

Carmen Pazmiño es cliente de floristería Juanito desde hace 17 años. Ella afirma que el negocio ha crecido por la atención al cliente que es personalizada. “Si queremos flores azules, don Juanito las consigue o si no sabemos que regalar el nos ayuda a escoger”.

Jiménez asegura que para posicionar el negocio fue necesario competir con bajos precios. Él pudo hacerlo porque hace unos 25 años trabajaba en el Mercado Municipal en un puesto de flores y plantas medicinales. Eso le permitió aprender a negociar y a conseguir mejores precios.

Además también sirvió para que aprendiera a cuidar las flores para que resistan más tiempo. Fue en ese trabajo, que aprendió a hacer los ramos. Él recuerda que un día, una cliente llegó desesperada al puesto y le contó que en una floristería no le habían hecho a tiempo un ramo y que lo necesitaba de urgencia. “Me pidió que lo hiciera. Yo tenía miedo, pero ella me brindó confianza y lo logré”.

Para hacerlo, tuvo que improvisar una base con arena y una malla para sostenerla. Luego de ese ramo, hubo otras personas a las que también les hizo bouquet.

Pero su técnica no era perfecta. Así que decidió trabajar en una floristería para aprender a elaborar ramos en forma de corazón, cascada o las coronas fúnebres.

En ese trabajo estuvo un año. En ese tiempo ahorró USD 400 para abrir su local. El negocio despegó en abril de 2001, pero el día clave fue la celebración a las madres, en mayo de ese año. Él recuerda que vendió más de 100 ramos pequeños, de entre USD 5 y USD 10.
Desde entonces debió contratar a tres personas más. Pero en fechas especiales como San Valentín contrata por horas a dos o tres trabajadores más.

Para el último trimestre de este año, Jiménez ofrecerá un nuevo servicio: mensajes impresos en los pétalos de las rosas. “Mi plan es siempre ofrecer algo nuevo”.