Lucio Cabascango es un ebanista que elabora violonchelos, bongós, guitarras. Además, fabrica mesas, ventanas, puertas y otros. Foto: cortesía

Lucio Cabascango es un ebanista que elabora violonchelos, bongós, guitarras. Además, fabrica mesas, ventanas, puertas y otros. Foto: cortesía

Los violonchelos con penco son su negocio

1 de febrero de 2017 12:57

Su taller está cubierto de pedazos de madera, herramientas, mesas, sillas y más. Pero lo que llama la atención son unos violonchelos y unos bongós que son elaborados con la madera del penco.

El nombre de este ebanista es Lucio Cabascango, hombre de 76 años, que comenzó a trabajar la madera hace ya 40 años.

En su carpintería, Cabascango realiza los diferentes productos con madera de ceibo, nogal y otras. Generalmente, el hombre elabora puertas, ventanas, mesas o sillas para la sala o comedor, según los pedidos que le hagan sus clientes. Pero, lo que en verdad le gusta es la actividad que realiza hace 10 años: la elaboración de instrumentos musicales.

El primer paso es sencillo y se trata de conseguir la materia prima: el penco. Lo hace cerca de su casa y taller ubicado en la parroquia rural de Tumbaco (Quito). Luego moldea la madera para convertirla en un flamante violonchelo. Esa tarea es fácil, comenta el hombre quien es oriundo de Cayambe (Pichincha).

Lo difícil es cuando trata de afinar el instrumento musical. Le lleva horas para que el violonchelo tenga una acústica adecuada. Lo hace con agrado, porque es su pasión y lo que le gusta elaborar. “El arte nació de una curiosidad que tuve y se volvió realidad”.

Pese a su edad, el hombre sigue trabajando con el mismo agrado y ahora piensa trabajar con piedra.

El costo de los violonchelos no es alto. Son precios significativos, menciona el emprendedor. Llegan a los USD 300.

La mayoría de sus trabajos ha salido del país porque hay turistas que aprecian su trabajo y los llevan como recuerdo a su país. Han ido hacia Chile o Estados Unidos, explica con alegría mientras afina uno de los violonchelos.

Este negocio es familiar. Cabascango heredó su talento a sus hijos, quienes le ayudan a elaborarlos en su taller. Aunque, también, tienen sus obligaciones y trabajos.

Este cayambeño, quien reside hace más de 40 años en la comuna Leopoldo Chávez, señala que se unió a un grupo para promover los saberes ancestrales en esta localidad rural del Distrito Metropolitano de Quito.

Durante sus meses de estancia, considera que se ha trabajado para sacar adelante los negocios de los involucrados en el proyecto Raíz.ec. El mentalizador de este emprendimiento es Jairo Calupiña, quien destaca que meses atrás Cabascango era conocido únicamente como un carpintero no como un ebanista, que elaboraba instrumentos musicales. “Ha realizado investigaciones para lanzarse a elaborar los violonchelos, porque lograr su acústica no es sencillo”.

Calupiña afirma que es impresionante como Cabascango moldea la madera y, en especial, el penco. “Tiene su edad y, sin embargo, sigue investigando y haciendo estos objetos”.

Una de las pasiones de Lucio Cabascango es afinar su violonchelo. Con sus gruesos dedos entona las notas musicales así como lo hiciera un músico. Pero, en el caso del hombre de 76 años nadie le enseñó. Aprendió por su ánimo de aprender música.

Mientras que para aprender el ebanismo se preparó en el Centro de Artes, en San Antonio de Ibarra, recuerda.

Juyana F. es hija de Paola Herrera. La niña estudia violonchelo en un instituto de música en el norte de la urbe. Desde el año anterior, esta joven madre empezó a buscar un instrumento para que su hija estudie. En los locales que preguntó, los instrumentos estaban sobre los USD 600, por lo que sigue buscando.

Semanas atrás se enteró de la existencia de este ebanista y planea acudir para comprar un instrumento. “Es positivo saber que existen este tipo de artesanos que trabajan la madera”.
Otros instrumentos que elabora son las guitarras.