De pronto apareció colgando una bandera nacional gigante, desde lo alto de la Universidad Casa Grande, en Guayaquil, y más que por su tamaño, llamaba la atención que al tricolor le faltaba el azul. No, no era un error de confección; se trataba de la Bandera Honesta y con ella se materializaba lo que parecía una idea audaz, ofensiva para algunos, pero con el propósito de gritar desde Guayaquil, en la semana de la bandera nacional, la emergencia ambiental que sufre el mundo.

Mentalizada por Sergio Moraga y Andrés Monge, en los talleres creativos de Paradais DDB, el emblema incompleto se convirtió -en febrero pasado- en una campaña local de publicidad y comunicación reconocida regionalmente, al obtener para el Ecuador un Effie de Oro Latam, edición 2020, en la categoría “Impacto positivo ambiental, sin fines de lucro”.

Surgió, explica Moraga, a partir del hallazgo de que en las banderas del mundo, y sobre todo en las latinoamericanas, los colores simbolizan algo. En este caso, el color azul, representa el mar, el océano y el medio ambiente. Enseguida identificaron un inisght cultural relevante y universal: “Nos alteramos fuertemente cuando “nos tocan” un emblema patrio. Sin embargo, no reaccionamos igual cuando se nos daña al propio país”.

“En Paradais creemos que para poder llegar efectivamente a los consumidores primero hay que entenderlos. Y así lograr que las marcas y su mensaje sean más humanos y relevantes”, dice Agustín Febres Cordero, quien junto a Ricardo Medina, lideran la agencia.

Concretar la idea requería de aliados estratégicos y el primero fue la Universidad Casa Grande (UCG), que había declarado en 2018 sus compromisos de cara al cambio climático, adhiriéndose al ODS-13 (Objetivo de Desarrollo Sustentable). Asumió como reto la responsabilidad social de sensibilizar y concientizar a través de una acción no convencional, al crear la primera Bandera Honesta, con el mensaje que “no estamos en un cambio climático, sino en una emergencia climática”.

Granidea, agencia de comunicación integral, fue el otro aliado que se sumó al reto de que la bandera despojada del color azul, sea del interés de los principales medios del país, de algunos internacionales, y de influenciadores. Así se abrió el debate orgánicamente en las redes sociales, acerca de la disyuntiva de alarmarse por una alteración del emblema patrio, y no por la destrucción del ecosistema del Ecuador.

Gabriela Sierra, CEO de Granidea, recuerda el trabajo que significó para ella y su equipo la difusión de Bandera Honesta. “Con el profesionalismo que caracteriza a los periodistas experimentados y millenials que trabajan conmigo, asumimos el reto de que los medios tradicionales y digitales, influencers y celebritys entiendan y valoren esa actividad como la noticia de dimensiones mundiales que era. Y logramos hacer de un hecho interesante, algo importante. Y de forma puramente orgánica”, comenta.

Sergio Moraga, de Paradais, sigue convencido de que el trabajo no se ha terminado. “Dinamizamos un video digital documentando el impacto que provocó la Bandera Honesta, convirtiéndose hasta el día de hoy en un emblema de lucha contra la emergencia climática”, señala.

Para ello, explica, ha sido necesario propiciar que las movilizaciones y acciones climáticas mantengan visible y vigente el emblema, aún cuando no se generaren fans Page ni perfiles en redes sociales específicos de campaña, para que no se desvanezca con el tiempo el mensaje y las propuestas y demandas logren compromisos en el país.