María José Mesías y Andrea Tafur son las fundadoras de Pomplemouse. Su sede está en Quito. Foto: Patricio Terán / LÍDERES

María José Mesías y Andrea Tafur son las fundadoras de Pomplemouse. Su sede está en Quito. Foto: Patricio Terán / LÍDERES

Redacción Quito 
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Ellas emprenden con telas y caña de azúcar

18 de julio de 2016 16:43

La tela puede tomar más formas que una prenda de vestir. Los textiles, de diversas texturas, pueden convertirse en forros de cuaderno, individuales para la mesa... Son un lienzo para un sinnúmero de posibilidades. Así pensaron María José Mesías y Andrea Tafur, diseñadora de juguetes y letrista, quienes buscaban emprender.

A principios del año pasado, luego de que las dos quiteñas concluyeron sus estudios en Buenos Aires (Argentina), decidieron experimentar sus diseños en tela que posteriormente darían como resultado unos ‘leggins’.

Luego de probar por varias semanas las prendas y ponerlas a prueba en condiciones extremas decidieron vender una primera producción a través de sus perfiles de Facebook. Con unos USD 50 confeccionaron los ‘leggins’ que solicitaban, en principio, amigas y familiares.
Así nació Pomplemousse, que traducido del francés al español significa pomelo (toronja), fruta que les recordaba a sus días en la capital argentina.

Pero Mesías y Tafur no querían ser consideradas únicamente como “las chicas de los ‘leggins’”, debido a que la propuesta que tenían en mente de Pomplemousse abarcaba más creaciones.

Así, decidieron crear cuadernos forrados con telas que incluían las ilustraciones de Masías y las letras de Tafur. Las ilustraciones estaban relacionados con la temática de la caña de azúcar, debido a que las hojas de los cuadernos estaban hechas de esta materia prima. A los cuadernos se unieron los individuales para mesa.

Ahora, toda su promoción y venta está basada en su página de Facebook que ya llega a los 1 000 ‘me gusta’. Las emprendedoras reciben los pedidos a través de esta plataforma y, con base a la demanda, manufacturan el stock de sus productos.

Los ítems pueden ser entregados a domicilio o recogidos en la base de operaciones de las jóvenes emprendedoras, en el norte de Quito. Al mes, la naciente firma tiene ganancias netas de entre USD 200 y 400.

Cristina Cazar es una de sus clientes. Esta quiteña que estudia producción de cine comenta que los cuadernos “son perfectos” para regalos, debido a que tienen diseños muy bien elaborados y son hechos de manera artesanal, lo cual le da un valor agregado.

En ello coincide Fabricio García, estudiante de gastronomía. Él compró los individuales para su comedor y destaca su diseño.

Uno de los proyectos de la firma, para fines de este año, es participar en ferias de diseño para promocionar su marca. La variedad de sus productos, dice Mesías, es una de sus fortalezas.