Viajeros que llegaron a la terminal aérea de Hong Kong pasan junto a un escáner. Las tecnologías son usadas en medio del coronavirus.

Las tecnologías son usadas en medio del coronavirus. Personas en Hong Kong son revisadas. Foto: AFP

Agencia EFE
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El uso de sistemas intrusivos, en Asia

30 de marzo de 2020 11:39

Para frenar al nuevo coronavirus, países de Asia despliegan todo un arsenal de tecnologías innovadoras pero también intrusivas, como brazaletes electrónicos, mensajes de texto de advertencia a personas en cuarentena, o búsqueda digital de itinerarios de casos sospechosos.
Cuando Declan Chan, un diseñador de moda hongkonés aterrizó hace dos semanas procedente de Zúrich, fue acogido por policías que le colocaron un brazalete en la muñeca.

El dispositivo está conectado a una aplicación que debió descargar en su teléfono antes de iniciar sus dos semanas obligatorias de cuarentena en domicilio. El conjunto permite a las autoridades verificar en tiempo real dónde se halla, para garantizar que las personas que regresan del extranjero no propaguen el coronavirus, en un momento en que crece el miedo a los “casos importados” en esta ciudad, que hasta ahora ha sabido hacer frente a la epidemia.

Chan, de 36 años, dice haberse acostumbrado a este ‘soplón’, que avisará a las autoridades si sale. “Es desconcertante, pero prefiero una cuarentena en casa que en un centro del gobierno” dice.

Las autoridades hongkonesas informan diariamente sobre la epidemia. Pero muy discretamente se anunció -en un comunicado- el uso este dispositivo, al que se ha recurrido habitualmente en la aplicación de penas.

Desde el 19 de marzo, todas las personas que llegan del extranjero deben portar el dispositivo. Quienes no lo habían recibido antes son contactados con una videollamada de la Policía que verifica el número de personas presentes, todo ello basado en fotos.

La excolonia británica no es la única en adoptar este tipo de medidas. Corea del Sur, China, Taiwán y Singapur han recurrido también a la tecnología.

El centro taiwanés de control de las epidemias, órgano creado tras la epidemia del SARS (Síndrome Agudo Respiratorio Severo) en el 2003, recurre al macrodatos para hallar a potenciales portadores del virus y vigilar a los que están en cuarentena. Estos reciben un ‘smartphone’ dotado de un GPS y son vigilados por las autoridades a través de la aplicación Line.

Quienes no respetan su cuarentena reciben mensajes, pues este dispositivo de seguimiento está directamente conectado a los servicios de la Policía. Los contraventores pueden ser multados con 1 millón de dólares taiwaneses (USD 32 000 dólares) y la publicación de su nombre.

Corea del Sur tiene una aplicación similar pero su utilización no es obligatoria. Singapur, a su vez, destina investigadores para vigilar las cuarentenas y para reconstruir los desplazamientos de los enfermos.

“Allá donde vamos, dejamos huellas digitales, al retirar dinero, o al usar de otra forma nuestra tarjeta bancaria” explicaba en la prensa Leong Hoe-nam, especialista de las enfermedades contagiosas en Singapur.

Debe reconocerse que cada uno de estos países citados dio la impresión de poder contener la epidemia, incluso cuando adquiría grandes proporciones, como en China. Pero estas tecnologías plantean graves interrogantes sobre el respeto a la vida privada.

Para Maya Wang, especialista sobre China de Human Rights Watch, ninguna crisis debería justificar que estas leyes de vigilancia no respeten tres principios esenciales: la constitucionalidad, la proporcionalidad y la necesidad. Los gobiernos democráticos y transparentes respetan mejor estos principios, según Wang.