Las cooperativas de ahorro y crédito del país tuvieron un buen primer trimestre del año. Los créditos y los depósitos se incrementaron. Varios factores influyeron en este buen desempeño (ver gráfico).

Juan Carlos Urgilés, gerente de la cooperativa Jardín Azuayo, cree que estas organizaciones se han convertido en una alternativa de financiamiento en esta crisis económica causada por la pandemia.

“Las cooperativas son más cercanas a la gente y llegan a las zonas en donde no están los bancos”. El comerciante informal o las personas que fueron despedidas de sus trabajos han acudido a las cooperativas.

El desempleo, la creación de nuevos negocios o emprendimientos y la reducción de los ingresos por el cierre de empresas han hecho que más personas acudan a las cooperativas para pedir créditos.

El aumento del flujo de las remesas que envían los migrantes ecuatorianos que viven, especialmente, en Estados Unidos, es otro factor que ha incidido, comenta Urgilés. Este fenómeno es mucho más fuerte en las provincias del Austro.

El crecimiento de las remesas ha sido más acelerado en ese período, asegura Urgilés. Aunque aún no hay cifras oficiales. El año pasado llegaron USD 4 362 millones, indica el balance del Banco Central.

También existe más confianza de la gente para depositar sus ahorros, agrega Juan Pablo Guerra, gerente general de la Unión de Cooperativas de Ahorro y Crédito del Sur.

Esa percepción también la tiene Milton Lascano, gerente general de la Cooperativa Policía Nacional, que ocupa el segundo lugar por su buen desempeño. En el país funcionan 488 entidades en los cincos segmentos, indica la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria.

Guerra asegura que este sector financiero popular y solidario se ha consolidado en estos tres primeros meses, luego de todos los cambios estructurales y transformación digital que hicieron con más fuerza desde el inicio del covid-19.

Cuenta que estas entidades han adoptado nuevos procesos, metodologías, han innovado en tecnologías y han ampliado la inclusión financiera para mejorar el acceso a los servicios, de acuerdo con la realidad económica de los socios.

Por ejemplo, tienen herramientas como las fintech para que los socios accedan a los productos, con más oportunidad, agilidad y velocidad para acceder a un crédito. “Esos grandes cambios han sido agresivos y hay unas mejores prácticas de gestión”, opina Guerra.

La digitalización es uno de los aspectos que ha impulsado la cooperativa Policía Nacional para crecer. Su plan de transformación comenzó en los últimos cuatro años, pero se aceleró en 2020 con el covid, cuenta Lascano. Crearon una ‘app’, una oficina virtual y su ‘call center’.

Con esas herramientas ofrecen créditos virtuales, apertura de cuentas, usan la firma digital para sus socios y han creado productos más específicos y según las necesidades, como anticipos de sueldos.De esa forma la atención se ha vuelto más ágil para los socios.

Esta organización tenía 80 000 socios (policías activos y jubilados) hasta hace tres años, pero tras su apertura para todo el público cuenta con 150 000, dice Lascano.

Las tasas de interés altas por los depósitos a plazo fijo han sido atractivas. En ese sector se paga hasta un poco menos del 10% por esos certificados, dependiendo de los montos y los plazos.

En general, en el primer trimestre se registró una dinámica positiva en relación con el mismo período de 2021, informa la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria.

Ese dinamismo ha estado marcado por las 179 cooperativas que conforman los segmentos 1, 2 y 3. Ellas concedieron USD 2 538,85 millones en créditos en los primeros tres meses, detalla la Superintendencia.

Los préstamos se han dirigido para el consumo y el microcrédito. En el caso de la Cooperativa Policía Nacional, el rubro de consumo llega al 80% de sus operaciones; el resto es microcrédito e inmobiliario.