Una imagen de Stefano Berti en Massachusetts. Este ecuatoriano reside hoy en día en Boston, EE.UU. Foto: cortesía Stefano Berti

Una imagen de Stefano Berti en Massachusetts. Este ecuatoriano reside hoy en día en Boston, EE.UU. Foto: cortesía Stefano Berti

Él innova y obtiene patentes biomédicas en EE.UU.

5 de septiembre de 2018 09:56

¿Un mecánico del cuerpo humano? Así podría describirse a la profesión de Stefano Berti, un ecuatoriano que ha creado aparatos y soluciones médicas que brindan seguridad y mejor calidad de vida para los pacientes. Este joven es una suerte de aliado de médicos en el mundo.

Hace tres años se graduó de ingeniero mecánico, lo cual, aunque parezca extraño, ha sido un pilar para ayudar a las personas con diferentes condiciones de salud.

Desde Boston, donde reside, el profesional de 25 años se describe como un joven quiteño que recibió gran amor de su familia, principalmente de Álvaro Pérez Intriago (+), su abuelo materno.

"Él había sufrido dos infartos y desde chiquito yo siempre había querido ser la persona que cree un corazón artificial no asistido. Que sea capaz de funcionar 24/7 sin recargar baterías, que opere con la propia energía del cuerpo”.

Cuando estaba en primero de bachillerato del colegio Americano ganó un premio del Ministerio de Educación por mejor proyecto personal, que fue un corazón artificial y sistema de circulación para implantarse en un pollo. Quería ser diferente en la medicina.

Para sus estudios universitarios optó por la ingeniería mecánica en Worcester Polytechnic Institute (WPI), en Massachusetts. Con el fin de seguir su pasión por la salud se concentró en el área de biomecánica y una especialidad en ciencias materiales.

Los hechos que más le han marcado en su vida están vinculados con la salud. Cuando uno de sus profesores enfrentó una metástasis, Stefano, quien era asistente de cátedra, tuvo que reemplazarlo; le impactó que este enviara desde su cama de hospital grabaciones con explicaciones a los alumnos para que reforzaran la clase del joven.

Andrés Monterroso, asistente de investigaciones en el departamento de ecocardiología del hospital general de Massachusetts, fue uno de los estudiantes que aprendió con el quiteño. De él destaca -en su cuenta de LinkedIn- la capacidad de Stefano de retar a los alumnos a que busquen sus propias respuestas a interrogantes en sus áreas de aprendizaje.

Esta característica, sumada al afán de ayudar a los demás, impulsó al ingeniero quiteño en una pasantía en la Fundación Hermano Miguel, en sus vacaciones de verano del primer año de universidad. Trabajó en la elaboración de prótesis y órtesis. “Tuve la oportunidad de dar a una persona una segunda chance. Gente que tal vez nunca pudo tener un vaso de agua o caminar. Ver su satisfacción me llena”, dice en una entrevista que brindó a LÍDERES por teléfono.

Experiencias como la anterior más los conocimientos que adquirió durante sus estudios le permitieron trabajar a tiempo completo en Johnson & Johnson en el desarrollo de aparatos médicos.

Mientras laboraba, estudiaba en las noches para obtener dos maestrías al mismo tiempo: ingeniería biomédica e ingeniería mecánica.

Luego de un año bajo este ritmo, y tras graduarse, tuvo que dejar su empleo por cuestiones laborales. Esto le permitió entrar a MilliporeSigma, que es parte de Merck.

Ingresó como ingeniero de desarrollo de productos para la fabricación de artículos desechables médicos. Hoy forma parte de un grupo que genera un “sistema de perfusión de biorreactores”.

¿Qué es eso? Es un mecanismo para aplicar en distintos procesos como, por ejemplo, purificación de vacunas, producción de células madre, entre otros. “La idea es reducir los costos de biofabricación, los tiempos e incrementar la seguridad. Digamos que a una persona le instalan un filtro. Si luego se coloca una vacuna y algo está contaminado se muere. Son procesos críticos”, explica Berti.

Philip Borozenets, colega de Stefano en la empresa, dice que él sobresale en generar nuevas ideas y trabajar con su equipo para desarrollarlas y probarlas. “Es un gran recurso de ingeniería, con frecuencia lo consulto sobre los desafíos que tengo con mis proyectos. Además, tenemos interés en común en el automovilismo”.

Berti es un innovador en todas las facetas de su vida. Sus investigaciones le han permitido obtener seis patentes, cuatro son públicas y dos se hallan en revisión.

Una de ellas es un parche de colágeno para la reconstrucción del tejido muscular del hombro. Sirve como un puente que une tejidos y acelera los procesos de recuperación; puede ser insertado al hombro a través de la artroscopía, es decir, con un orificio pequeño.

A los médicos les gustó mucho porque de siete horas de cirugía en casos como este bajaron a una.

Stefano ha recibido reconocimientos académicos y profesionales. Uno es el Premio Spot, MilliporeSigma; lo reconoció el equipo de células madre por su contribución extraordinaria en el desarrollo de nuevos dispositivos.