Cristopher Pozo, su hermana Alison y su mamá, Eliana González, están frente al negocio de fabricación de mochilas desde junio del 2016.

Cristopher Pozo, su hermana Alison y su mamá, Eliana González, están frente al negocio de fabricación de mochilas desde junio del 2016. Foto: Víctor Muñoz / EL COMERCIO

Una línea de maletería que destaca entre los jóvenes

14 de diciembre de 2018 15:46

Los erizos, pequeños mamíferos con el dorso cubierto de púas y con alto instinto protector, inspiraron a Cristopher Pozo cuando en el 2016 emprendió un negocio de fabricación de mochilas con su hermana, Alison, y su mamá, Eliana González.

El dorso de los erizos, cuenta Pozo, le recordaba a la mochila y a la función que cumple en la vida de quienes la usan. “Cuando te dedicas a la fotografía, por ejemplo, la mochila te acompaña siempre, tienes en ella todo lo que necesitas y te sientes protegido”.

Por eso, este productor audiovisual de 26 años, decidió bautizar el emprendimiento usando las palabras Hedgehog (erizo en inglés) y Brand (marca en inglés).

Con una inversión inicial de USD 7 000, la primera producción de la marca fue de 200 mochilas.

González cuenta que dedicaron meses a buscar un inversionista ecuatoriano para iniciar el negocio, entre amigos y conocidos. Al final, un alemán que había vivido en Ecuador, Patrick Ziliax, se interesó por el negocio, solo viendo los bocetos de cómo sería el producto, e invirtió.

Actualmente, Hedgehog Brand fabrica unas 2 400 mochilas para escolares y para universitarios al año. Todavía no cuenta con una fábrica propia, sino que contratan los servicios de Proimago.

Las mochilas están disponibles en modelos de colores llanos o con diseños propios en telas sublimadas, es decir, dibujos que se imprimen en la tela.

La iniciativa también tiene una línea élite fabricada en cuero, y un modelo creado por el diseñador Gustavo Moscoso. Dependiendo de la complejidad, una mochila puede tomar dos semanas o dos meses en realizarse.

Alison, de 23 años, que se encarga del marketing y la publicidad, cuenta que una de las estrategias que utilizaron este año fue lanzar mochilas con telas en las que se sublimaron creaciones de diseñadores ecuatorianos.

Gabriela Jácome, diseñadora gráfica de la Universidad San Francisco de Quito, fue una de las creadoras de un modelo de mochila rosada con un diseño de plumas. “La lanzaron a principios de año y ha tenido una muy buena rotación. Es una idea interesante, a cambio del diseño, recibimos un porcentaje de regalía por cada mochila que se vende”, comenta.

La marca además ofrece otros productos relacionados a la maletería. El catálogo, que está en su tienda on line, cuenta con unos 50 ítems, entre portalaptops, cartucheras y maletas de mano para viaje en colores y diseños variados.

La última creación de la marca es una mochila, con forro y un canguro, diseñada para fotógrafos, productores o cineastas, que cuesta USD 200. Pozo, que maneja cámaras hace seis años, creó el modelo pensando en aquello que él como usuario necesitaba.

Los emprendedores reconocen que, al no tener experiencia previa en la fabricación de este tipo de productos, el negocio ha sido un constante aprendizaje. “Tocamos muchas puertas, nos dimos cuenta de que la gente no siempre aprecia el producto ecuatoriano, pero desarrollamos una marca con tal calidad, que la gente suele pensar que es producto extranjero”, cuenta Pozo.

El año pasado facturaron unos USD 21 000 y este año esperan llegar a los USD 50 000.

La primera plataforma de difusión fueron las redes sociales, pero hace casi dos años, los productos Hedgehog Brand están en las perchas de Superpaco. Luego se sumaron Megamaxi, Dilipa y Comisariato del Libro.

Aarón Párraga, coordinador de compras en Superpaco, dice que las mochilas y los portalaptops son los productos que más acogida han tenido, “por los detalles y acabados”. Añade que otra fortaleza del emprendimiento es que manejan una imagen juvenil y que ofrecen diseños que están innovándose constantemente.

Alison añade que otro de los retos de la marca ha sido encontrar en el mercado nacional materia prima para innovar en los diseños y mantener una producción de calidad y con alto estándar.

“A veces queríamos un tipo de cierre de un estilo y color determinado, pero en Ecuador no lo producen. Importar resulta demasiado caro para un emprendimiento nuevo, así que hemos tenido que acoplarnos”, cuenta.