Novared Negocios y Reciclaje SA mejora sus procesos de producción de reciclaje, mientras que Banexcel SA Tuchok genera su propia energía solar.
En Santa Ana y 24 de Mayo, dos pequeños cantones de Manabí, los campesinos siembran maíz y crían ganado de carne, sin usar químicos ni talan los árboles de sus fincas. En otros cantones de Tungurahua, Cotopaxi y Chimborazo, así como en Imbabura, el Austro y más zonas del país hay experiencias parecidas para producir amigablemente.

Empresarios y agricultores adquieren créditos verdes de los bancos y las cooperativas de ahorro.

Novared, en Durán, se dedica a la recolección de materiales reciclables, principalmente chatarra metálica ferrosa, plástico, vidrio, entre otros, a través de las redes de acopio a escala nacional, formadas por microempresarios.

Con financiamiento de Produbanco compró e importó maquinaria desde China, para modernizar sus líneas de producción. Así redujo sus costos de fabricación, aumentó el rendimiento y mejoró la calidad del producto terminado.

Este banco también otorgó recursos para capital de trabajo, con el fin de incrementar el volumen de sus compras. Hasta el momento ha recibido USD 3,3 millones en crédito verde, informa la empresa.

Con esos fondos, la empresa cubrió el pago de un crédito que mantenía desde 2019 con un banco local, con el cual no pudo renegociarlo, tras la llegada de la pandemia.

Con la reactivación facturaron USD 6,8 millones el año pasado frente a los 3,2 millones de 2020. Las ventas se incrementaron anualmente pese a que reciclaron la misma cantidad en el mismo período de tiempo: 17 200 toneladas de chatarra y 3 300 toneladas de plástico.

Esta firma fabrica su primer producto terminado: separadores plásticos, bajo la marca Novared, para el sector siderúrgico. Tiene nuevos proyectos en proceso de desarrollo.

En Santa Elena, Ricardo Umpiérrez ve los beneficios de haber instalado 780 paneles solares para dar energía limpia a su finca bananera Don Polo. Esta infraestructura se utiliza para la producción de 300 hectáreas de banano orgánico.

Banco Pichincha le dio un biocrédito de USD 330 000 para invertir en este proyecto. El empresario, que dirige la firma Banexcel SA Tuchok, comenta que ahorra un 40% de electricidad. En los meses pico la finca consume un promedio de USD 18 000 mensuales, por el uso del sistema de riego para el cultivo.

Su banano, con certificación Fair Trade, es más apreciado por ser sostenible, dice. Exporta a Francia, Alemania, Suecia y Finlandia. No ha dejado de exportar, pese a la invasión de Rusia a Ucrania

En Santa Ana, la Cooperativa de Ahorro y Crédito ha entregado 60 créditos verdes a 45 agricultores, transportistas y a vulcanizadoras.

Su gerente, Édison Roldán, comenta que recién empezaron esta nueva línea de créditos y hasta ahora se han otorgado USD 120 000.

La cooperativa fue parte de un proyecto piloto de la Corporación Nacional de Finanzas Populares y Solidarias (Conafips) durante siete meses, con la implementación del Sistema de Análisis de Riesgos Ambientales y Sociales (Saras).

Roldán revela que el proceso de educación y concientización a los agricultores es complejo, porque los beneficios no son inmediatos. Sin embargo, los agricultores accedieron a este crédito para cultivar maíz, con la condición de que usen insumos de baja toxicidad, que hagan abonos orgánicos y que no ocupen las áreas protegidas.

Los préstamos se dieron a una tasa de 11% de interés, cuando normalmente está en 15%. Los beneficios se conocerán en julio.

En el cantón 24 de Mayo, Francisco Lucas accedió a USD 7 000 de la Cooperativa de Ahorro y Crédito Calceta para comprar ganado. Él dice que cría las reses sin quemar la vegetación seca y siembra plantas cerca de las fuentes de agua de su propiedad, como parte de las obligaciones del crédito verde.