José Francisco Aguirre y parte del equipo de barberos en el local de Cumbayá. El mobiliario y el decorado son parte del valor agregado

José Francisco Aguirre y parte del equipo de barberos en el local de Cumbayá. El mobiliario y el decorado son parte del valor agregado. Foto: VIcente Costales / LÍDERES

Esta barbería forma a su equipo y mima al cliente

15 de octubre de 2018 09:41

Baldosas de cerámica hechas por un artesano de Imbabura. Sillas de barbero de diseño clásico con cabeceras y asientos de color rojo compradas en Perú. Brochas estadounidenses, tijeras españolas y esencias ecuatorianas.

Estos y otros detalles son parte de Barber House Ecuador, un emprendimiento que acaba de cumplir dos años, superando retos y convirtiendo las dificultades en oportunidades de crecimiento.

José Francisco Aguirre y José Octavio Pazmiño son los dos socios de este negocio que suma clientes gracias a un trato personalizado y una atención llena de detalles, que van desde bebidas de moderación hasta videojuegos y masajes de espalda y cabeza luego de una afeitada, entre otros.

El negocio arrancó luego de que Aguirre sumara experiencia en una empresa familiar durante 11 años. Este emprendedor aplicó el consejo que un peluquero le dio en una ocasión: tener una barbería propia con un toque clásico y con servicios que otros negocios similares no tengan.

La idea fue madurando hasta que Aguirre empezó a buscar un local. La primera opción fue en un centro comercial de Cumbayá. Pero luego, por un presentimiento, dio con el local de 86 metros cuadrados que hoy ocupa Barber House Ecuador. Se encuentra en La Tejedora, un espacio de Cumbayá lleno de emprendimientos.

Un amigo de su familia fue uno de los impulsores de la idea y uno de los inversionistas. Eran los inicios del 2016 cuando Aguirre firmó un contrato de arrendamiento del espacio. “No había nada. Lo levantamos todo desde cero”.

La construcción arrancó en mayo de ese año y terminó en septiembre. Aguirre contó con tres arquitectos que se encargaron del diseño, la construcción y el decorado. La inversión bordeó los USD 60 000.

Además se compró el mobiliario y los instrumentos de trabajo. El espacio se dividió en dos pisos: en la planta baja es la recepción, pero también destaca un sillón que es el atractivo para los clientes. Allí se observa un escritorio antiguo de madera sólida, del abuelo de Aguirre, que se adaptó para la barbería. En la segunda planta están más sillones, espejos, así como repisas llenas de brochas y fragancias. El local abrió sus puertas en octubre del 2016.

Uno de los valores agregados, desde el principio, fue que Aguirre y Pazmiño se encargaron de capacitar barberos. “Para eso contratamos al cubano Alexander Pupo, con quien arrancamos la escuela de barbería”. Llegaron 19 personas que querían ser parte y a la final se seleccionaron cuatro para empezar.

El reto inicial fue ganar clientes. Al principio llegaban personas del sector. Pero estas refirieron los servicios a conocidos y el número de clientes fue creciendo. Hoy, según Aguirre, suma 1 000 clientes al mes, en promedio. Otro desafío fue superar miedos y situaciones personales que pusieron en duda, por momentos, el emprendimiento.

El negocio creció y uno de sus clientes, José Luis Iturralde, director de Bugatti, les propuso abrir una sucursal en la tienda de ropa, en la avenida González Suárez.  La idea se concretó en diciembre del 2017. Allí trabajan hoy en día tres barberos.

Los clientes están satisfechos. Óscar Hidalgo, por ejemplo, recuerda que llegó al negocio por casualidad. “Me atendió José Pazmiño muy amable y atento. Pedí un servicio de barba y me gustó el trabajo muy ordenado, muy simétrico, con mucho detalle. También me gustó la decoración, la música, el Fifa en el PS4 . . .”.

Para la segunda ocasión que Hidalgo fue, este cliente se sintió en casa. “Me saludaron por mi nombre, vinieron los hijos de José y jugamos un partido de Fifa hasta que llegue mi turno. No he dejado de ir desde entonces, es literal como una familia”.

Marcelo Hubenthal también tiene una buena impresión. Él es cliente desde hace un año y asegura que el servicio es muy bueno. “No te dejan esperar y siempre han sido muy cumplidos con las citas. Al final te dan un masaje de espalda y cabeza con una máquina que solo tienen ellos”.

Los socios de este emprendimiento saben que los retos crecen con la llegada de nuevos clientes, por eso cuidan cada detalle y ya piensan en nuevos locales.