Gabriela Dillon y Roberto Baldeón fundaron este negocio. El emprendimiento comenzó con una inversión inicial de USD 6 000.

Gabriela Dillon y Roberto Baldeón fundaron este negocio. El emprendimiento comenzó con una inversión inicial de USD 6 000. Foto: Diego Pallero / LÍDERES

Ellos producen más de 80 alimentos deshidratados

17 de julio de 2019 11:00

En una época en la que el desperdicio de alimentos perecibles es un problema que va en aumento, Roberto Baldeón y Gabriela Dillon crearon un emprendimiento que busca reducir esa tendencia a través de la técnica de deshidratación de alimentos.

“La deshidratación es una de las formas más antiguas usadas por el hombre para conservar los alimentos. Hoy en día ayuda a muchos negocios que tienen problemas al comprar productos en cantidades no adecuadas, que luego terminan dañándose”, explica Baldeón.

Hace cuatro años, con una inversión de USD 6 000, en una casa arrendada en El Inca, en el norte de Quito, los emprendedores compraron un horno y pusieron en marcha Alimentaria Dibal, que ofrece productos deshidratados.

Actualmente, Dibal tiene una variedad de 80 deshidratados, entre frutas y verduras, como naranjas, kiwis, piñas, mora, tomate, zanahoria y otros, que se comercializan al granel a restaurantes y negocios del sector de alimentos, que los usan para infusiones, postres, barras energéticas, etc.

En sus primeros meses de funcionamiento el negocio tenía unos cinco clientes, hoy cuenta con 43 compradores en Quito, Guayaquil y Cuenca y tiene una facturación mensual promedio de USD 8 000.

“Fuimos tocando puertas en restaurantes primero, mostrando los beneficios de los productos deshidratados, que son más fáciles de almacenar, que tienen más duración y que el sabor se potencia más con la deshidratación. Así, varias personas reemplazaron la fruta y el vegetal perecible por deshidratados”, cuenta Baldeón.

Entre sus clientes está Angie Morales, dueña de la marca de infusiones Qantu. Ella cuenta que eligió a Dibal por la calidad, los precios y la seriedad de la empresa. “Son muy puntuales en la entrega, cuidan mucho la madurez de la fruta, lo que incide en su sabor y calidad. De sus productos, mi favorita es la piña”, señala.

Al principio, recuerda Dilon, buscaban productos en los mercados, pero decidieron eliminar los intermediarios en la cadena y buscaron directamente a los productores, para estar seguros de que los insumos están libres de químicos. Esto, además, les permitió reducir costos y pagar un precio justo a los productores.

Priscila Anaguano es una de los 17 proveedores de materia prima de Dibal. Trabaja con la empresa hace un año y les entrega pimiento morrón rojo, tomate y albahaca que se cultivan en el valle de Íntag (Imbabura). Al mes les provee de 240 kilos. “Nuestro producto es fresco y eso es lo que ellos exigen. Piden un producto sano, limpio, que esté bien tapado”, detalla.

Con la buena acogida de la línea de deshidratados, los emprendedores decidieron hace dos años ofrecer además conservas y condimentos, que se comercializan bajo la marca Productos Serra.

Actualmente, el 70% de sus ventas corresponde a los deshidratados y 30% a la nueva línea.
Su producto estrella es el pesto, una pasta elaborada con tomates deshidratados, macerados en aceite de oliva y especias.

En la línea de condimentos destacan el polvo de naranja y mostaza, el de limón con romero y el de cebolla con pimiento, que se puede usar para todo tipo de carnes.

“Desarrollar esta línea ha sido un proceso de ensayo y error, porque no somos chefs o expertos, el único secreto es que nos gusta comer bien y somos exigentes en los sabores. Fuimos probando, experimentando y llegamos a esto”, menciona Dillon.

Dillon trabajaba como administradora en un hostal y Baldeón es ingeniero en Sistemas.

El siguiente paso del negocio es incrementar la producción y llegar a las cadenas de supermercados, porque actualmente Productos Serra se vende en tiendas especializadas y en ferias como Farmers Market, que se realiza los martes, sábados y domingos en el Paseo San Francisco.

Este año invertirán USD 50 000, con lo que se mudarán a una planta más grande, ubicada en Calderón, con maquinaria que les permitirá duplicar su producción actual, que es de
24 000 kilos mensuales. Esto les permitirá incrementar sus ventas en un 15%, calculan los emprendedores, además buscarán más proveedores.