Al usar esta metodología se puede determinar el impacto que representará un gasto en las finanzas. Imagen de la página Freepik.es

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Pensando en términos porcentuales

27 de noviembre de 2020 17:06

El pensar en términos relativos -por ejemplo, en porcentajes- ayuda a las personas a desarrollar un pensamiento con enfoque comparativo que, de forma directa, contribuye al fortalecimiento de la selección de aquellas alternativas que mejor convienen al bienestar personal y familiar.

Para el caso del campo financiero es muy útil ya que, en términos de los efectos al presupuesto de las familias, el uso de cálculos porcentuales puede ayudar a evitar sorpresas cuando se logra cuantificar si los descuentos son reales o tramposos; también, puede servir para aprovechar oportunidades de compra de productos que, realmente, en términos de la relación precio-cantidad-calidad, son beneficiosos para la buena salud financiera familiar.

En definitiva, cuando se piensa y actúa en términos de la expresión porcentual de los números, es decir, cuando a un número se lo relaciona con otro -expresión relativa que, para lo sugerido, es en relación a 100-, inmediatamente se generan dos impactos positivos en el comportamiento y actitud de las personas. Por un lado, la sensación de cambio -variación hacia adelante o hacia atrás de algo- y, por otro, la motivación para alcanzar de forma más rápida una meta planeada: disminuir gastos, aumentar ingresos, incrementar el monto del ahorro, acrecentar inversiones, entre otros.

Como se puede ver, cuando las cuentas financieras se expresan porcentualmente -una de las formas de expresión relativa- ayudan a cuantificar el efecto real que puede significarle, a la situación de las finanzas personales y familiares, la adquisición de un determinado producto.

Por ejemplo, si la compra de ese bien o servicio involucra el pago bajo el denominado mecanismo de “las cuotitas”, para palpar en el presupuesto familiar, de forma más visible, el efecto financiero de ese mecanismo de pago se podría relacionar la cuotita asumida con el ingreso total mensual esperado y, así, suponiendo que la cuota es USD 50 mensuales y el ingreso presupuestado es de 500, significa que el comprador deberá destinar, cada mes, el 10% de sus ingresos al pago de la obligación contraída. Ese 10%, desde el efecto psicológico de la magnitud del desembolso a realizar, es mucho más fuerte que si el valor a pagar se lo presenta, únicamente, en términos absolutos -en este caso sería un total de USD 50-.

También, el pensamiento en porcentajes puede ser útil para, de forma rápida, tomar la decisión de escoger un producto que, de una misma marca y calidad, se presenta en las perchas de los puntos de venta bajo opciones de diferente peso o cantidad de contenido.

En la mayoría de situaciones, se va a dar cuenta -eso sí, cuidando las fechas de caducidad- que es preferible la adquisición de productos que tienen contenido mayor ya que, a pesar del tamaño superior frente a los otros bienes -por citar un caso, un 33% más (1 litro versus 750 mililitros); resulta que el precio solo aumenta un 18,8% (USD 9,5 versus 8) -se está adquiriendo más cantidad con menos dinero desembolsado.

Finalmente, si el pensar en porcentajes es muy útil a la hora de resolver problemas que se presentan en la vida -uno de ellos vinculado al campo de las finanzas familiares- resulta clave que, como parte de los contenidos de los programas de educación financiera, se incorporen espacios para el desarrollo integrado en las personas de habilidades numéricas básicas.

100 partes iguales de una fracción representan el porcentaje o tanto por ciento