Andrea Burgos  lleva 13 años en el negocio de los autos. Primero como mecánica y luego en el área comercial en México. Foto: Patricio Terán / LÍDERES

Andrea Burgos lleva 13 años en el negocio de los autos. Primero como mecánica y luego en el área comercial en México. Foto: Patricio Terán /LÍDERES

Andrea Burgos es la estratega de la venta de los autos premium de México

3 de noviembre de 2021 19:49

Ella no soñaba con correr en Ferrari, Mercedes o McLaren. Su anhelo era ser mecánica en una competencia de Fórmula 1.


Quería ponerse su overol para “meter” sus manos a los autos más avanzados del planeta y conocer ese mundo, donde solo técnicos e ingenieros de las escuderías de la F1 tienen acceso a toda la invocación y tecnología de la industria del automovilismo.

Y sí, Andrea Burgos se puso un overol. Lo hizo para hacer sus prácticas en los talleres del concesionario Álvarez Barba, cuando estudiaba su carrera de Electromecánica Automotriz.
Quizá eso fue lo más cerca que estuvo de “meter” sus manos a un automotor, porque su sueño la llevó a México, pero por caminos distintos a la mecánica como tal.

Desde junio del año pasado es la Directora de Ventas de Volvo Car. Es decir, es la responsable de posicionar y vender esta marca premium en el enorme mercado mexicano de automóviles.

Esta marca sueca es una compañía pequeña en México y su portafolio se compone de cuatro modelos de autos, cuenta Burgos, nacida en Quito hace 35 años.

Llegó a Volvo Car en noviembre del 2019, luego de haber estado casi siete años y medio en otra empresa del mismo segmento: BMW Group, en donde comenzó su incursión laboral en la industria automotriz mexicana.

Burgos se expresa con entusiasmo y optimismo de su reto con Volvo Car y mientras lo enfrenta confiesa abiertamente a los mexicanos que Ecuador es su sentimiento máximo, que es su origen y su vínculo más grande.

Pero a la vez, esta ejecutiva -de expresión expectante e inquieta- se siente orgullosa de México y de representarlo laboralmente, porque la acogió y porque le ha dado todas las oportunidades laborales, que ha tenido desde el 2012.

Y se considera parte de esa cultura, de gente competitiva, trabajadora, responsable y alegre.

Lo ve como un país de oportunidades, para crecer laboralmente, es muy competitivo y eso es un reto para los profesionales. Desde ahí se puede tener una muy buena visión de la cultura latinoamericana de los negocios, porque ahí están las corporaciones mundiales. “El ambiente de las multinacionales es muy exigente y cada vez más hay extranjeros que quieren vivir y trabajar en México por la relevancia de su mercado”.

Llegó por primera vez a México en 2010 para estudiar una maestría en Administración de Negocios. No era lo que había planeado, pero pensaba que era una oportunidad que debía tomarla, como todas las que ha tenido en ese país.

Su plan era estudiar una maestría en su carrera. Un día, su tía Martha apareció con un recorte de periódico de un anuncio sobre becas en el TEC de Monterrey. Dio los exámenes y se ganó la beca.
La vio como una muy buena oportunidad y viajó en septiembre de 2010, decidida y enfocada para quedarse a trabajar allá.

De alguna manera estaba siguiendo los pasos de su papá, Rubens, quien fue mecánico, corredor de motocrós y autos, y un administrador de negocios.

Él resume así el apego de su hija por los autos: creció viendo los motores que desmontaba para arreglar y el taller de mecánica de su madre. Y conoció uno de los autos de F1 del mítico piloto brasileño Ayrton Senna. Su padre lo exhibió en el concesionario de Honda, del que era gerente.

Con esa influencia no fue tan extraño que estudiara Mecánica en la universidad, aunque sorprendiera que una mujer se apuntara a una carrera bajo el estereotipo de que era para hombres.

Desde entonces tenía claro que quería entrar a la industria automotriz, sin ninguna duda, recuerda Burgos. Una de sus mejores amigas, Gisela Vivanco, la define como una apasionada por conseguir sus sueños y que ha roto barreras y los estereotipos de que hay unas cosas para mujeres y otras para hombres.

El primer contacto profesional con un vehículo fue en Álvarez Barba, aunque no fue de inmediato. Empezó como encargada de quitar las hierbas, limpiar el piso, barrer y trapear. Era la forma de acercarse y ganarse un auto.

Esperó con paciencia para ser ayudante de herramientas y, finalmente, se ganó su premio, como técnico de mantenimiento. Lo consiguió con mucho esfuerzo, literalmente. Un día apoyó sus pies contra la pared para mover un carro en el taller, porque desde el piso era muy difícil. No tenía esa gran fuerza física, era delgada, pero, quería aprender y su meta era clara, resalta Montalvo.

Después de su maestría quiso quedarse en México y entregó, sin exagerar, cientos de hojas de vida a las empresas de autos, pero nadie la llamó, sino medio año después de su regreso al Ecuador.

La BMW se la llevó como especialista en soporte técnico, pero a los cuatro años siguientes le dieron una de las tres gerencias zonales de ventas. Ese fue su comienzo en un área, desconocida, pero aprendió a posicionar la marca y le abrió las puertas en Volvo Car.

Desde allí, esta quiteña -alta y delgada- representa al Ecuador todos los días. Lo expresa con vitalismo y alegría. Recién estuvo en Quito, para pasar sus vacaciones tras más de un año y medio de ausencia por la pandemia.

Como una embajadora de su país, una aventurera de la montaña y que ha recorrido los paisajes andinos en bicicleta les cuenta a los mexicanos que en este país es posible, por ejemplo, ver de cerca a los volcanes, como el Cotopaxi, con su sombrero de nieve.

HOJA DE VIDA

Estudió una maestría en administración de empresas en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Estudió Electromecánica Automotriz en la Universidad San Francisco de Quito.

En México se desempeñó en varios cargos: especialista de soporte técnico, jefa de garantías, gerenta de posventa y de ventas zonales.

Su intención es ampliar la participación

Pese a la crisis sanitaria, la venta de los autos de Volvo Car en México tuvo un crecimiento del 4% durante el año pasado.

Andrea Burgos, directora de Ventas de esa marca, dice que eso fue positivo, porque esta industria automotriz decreció un 28% en ese periodo.

“Fue un año retador, pero fue un gran año para mí”, por los resultados que obtuvo en plena pandemia, en un segmento de nicho donde compite con otras marcas más grandes.

Y aún en esta parte, comenta, tiene una pequeña participación, con cuatro modelos, frente a su competencia, que tiene un portafolio más amplio.Destaca a los colaboradores de su equipo como parte de ese resultado.

Este año continúa con crecimientos importantes, aunque cree que este 2021 es impredecible, volátil, atípico y fuera de cualquier pronóstico.

Pero su proyección es sostener ese crecimiento y subir esa participación en esta industria, que ha vendido 1,4 millones de autos anuales en promedio, en los últimos cinco años, sin tomar en cuenta al atípico 2020.

En este escenario, a igual que en México, Volvo es una marca que está en crecimiento a escala mundial, asegura Burgos. Pero también están enfocados en la seguridad de los usuarios con inversiones en mejores cinturones, bolsas de aire, ABS de frenos y en otros componentes.

La sustentabilidad es otro de los objetivos del negocio para posicionarse en el mercado mexicano. “Tenemos metas muy retadoras para convertirnos en líderes en esas líneas”.

Por ejemplo, trabajan para que en el 2025, la mitad de las ventas de sus autos sea eléctrica y hacia el 2030 se busca llegar al 100%.