Es Directora deResponsabilidad Social de Moderna Alimentos y Gerenta de la Planta de Producción Cajabamba, en Chimborazo. Foto: Julio Estrella / LÍDERES

Es Directora deResponsabilidad Social de Moderna Alimentos y Gerenta de la Planta de Producción Cajabamba, en Chimborazo. Foto: Julio Estrella / LÍDERES

Mariela Gómez: ‘El liderazgo no depende del género, sino de las habilidades’

2 de julio de 2019 09:21

Mariela Gómez nació en Cuenca, pero su vida ha transcurrido en Riobamba, con excepción de los años de sus estudios universitarios, que los vivió en Guayaquil.

Sus 12 años de escuela y colegio los cursó en el Santa Mariana de Jesús, de Riobamba, un centro educativo religioso, conservador y, para entonces, femenino.

Fue en el Puerto Principal, como estudiante de Economía en la Universidad Católica Santiago de Guayaquil, donde comenzó a aprender sobre la manera de ser e inquietudes de los hombres. “Fue difícil, pero también una valiosa oportunidad para forjar mi carácter y determinación”.

Durante los primeros años, Gómez estudió paralelamente Tecnología en Computación. Una vez graduada de tecnóloga, comenzó a trabajar en una empresa financiera, al tiempo que continuaba estudiando Economía.

Al retornar a Riobamba, ingresó a trabajar en el banco La Previsora. Tras la crisis financiera y el cierre de la firma, logró entrar a trabajar a El Molino Electro Moderna, actualmente Moderna Alimentos, donde acumula una larga trayectoria, desempeñándose hoy día como Directora de Responsabilidad Social y Gerenta de la Planta Cajabamba.

Sin barreras

“En el 2010, asumí como Gerenta de la planta de Cajabamba. Fue un hito profesional en mi vida. Estaba a cargo de la administración y operación de la planta. En su mayoría era un equipo de hombres. Somos 56 personas en la planta y desde entonces no ha variado mucho.

Pero antes éramos ocho mujeres y hoy somos 21. Esto gracias a una apertura natural y a una determinación y apoyo directo desde la alta dirección al desarrollo de la mujer. Ahora tenemos mujeres en posiciones que tradicionalmente han sido cubiertas por hombres, en logística, calidad, seguridad industrial.

Como jefa de planta no sentí barreras por ser mujer, siempre hubo un respeto. En ciertos casos, fue más bien la diferencia de edad con algunos compañeros con lo que tuve que lidiar”.
Discriminación

“En nuestra sociedad existen hechos marcados de discriminación, desde sutiles hasta fuertes. Por ejemplo, estás en una reunión donde hay pocas mujeres, porque en las direcciones o gerencias no hay todavía un número igualitario, y en el momento en el que se pide tomar nota de la reunión, dicen ‘nombremos una secretaria’, ¿por qué no un secretario? Yo, intencionalmente, no me ofrezco para ello. En la hora del refrigerio, esperan que las mujeres se paren a servir y repartir. Son sutiles y ni siquiera te das cuenta porque están en nuestro cognitivo social. Hay otras acciones más marcadas, como que omitan tu voz cuando quieres intervenir, porque otro compañero habla más fuerte. Ahí es cuando debes hablar con la misma fortaleza. No hay nada mejor que la contundencia de tus argumentos para hacer valer tu espacio e írtelo ganando”.

Liderazgo

“Para mí el liderazgo no depende del género, sino más bien de tus habilidades, conocimientos, autodisciplina y apertura al cambio, que es lo único permanente. Pero por nuestro género, hay ciertas condiciones y destrezas que brindan un plus, las cuales también desarrollas en casa como hija, hermana o madre. Por ejemplo, la empatía, la percepción, la comunicación, el poder entender mejor a tu equipo solo al ver cómo actúan y un poco la tolerancia y resistencia a un trabajo arduo”.

Participación

“Sí veo una incorporación mayor de la mujer en el sector de consumo masivo y el campo empresarial. Pero sigue siendo más en las áreas sociales, falta mayor presencia en las ciencias, procesos exactos. Pero es también por una decisión propia. Cuando busco cargos técnicos, pocas mujeres aplican. Creo que tiene mucho que ver con la educación y la familia. Hay formas tan inmersas en nuestra conducta social que no las vemos. En las culturas indígenas, por ejemplo, aún son marcados los roles de hombres y mujeres para las tareas. Hay que trabajar en las bases de la sociedad”.

Desafíos como país

“El reto más importante como país está en la educación. Es triste ver que por falta de educación se repiten los ciclos, ya no hablamos de embarazo juvenil, sino infantil. Hay que romper con estos prejuicios desde la formación, la afectividad, la relación padre-hijo, la sexualidad, que es un tabú en nuestra sociedad. Hay que formar personas más abiertas, seguras; respetuosas de los demás, de sus espacios, de sus derechos”.