La fortaleza de su café está en la asociatividad
Andrea López y Favio Legarda son hijos de agricultores amazónicos y conocen de cerca las dificultades que atraviesan los productores de café.
Ella es de Pastaza y él, de Orellana; estudiaron con becas en la Universidad San Francisco de Quito, donde se conocieron. Andrea, Finanzas, y Favio, Administración de Empresas Hoteleras.
Pero, al contrario de lo que suele ocurrir, ellos retornaron al campo. “Muy pocos de los que salen vuelven, por las limitadas oportunidades. Nosotros decidimos crearlas. Esa visión de ver diferente al campo nos ha unido”, comenta Favio.
A mediados del 2017, de vuelta al agro, empezaron a trabajar en el procesamiento del café robusta que producía el papá de Favio, en el cantón Loreto, en Orellana. “Nosotros nos encargábamos de secarlo y tostarlo en una olla de barro”, cuenta Legarda.
Lo vendían a clientes locales, en fundas de 80 y 300 gramos o de 1 kilogramo. Así nació la marca Witoca, que al poco tiempo se convirtió en un café asociativo. “Nos dimos cuenta que para crecer necesitábamos unirnos”.
En marzo del 2018 se creó Asoamazonas. Se trata de un gremio que ahora agrupa a 12 productores de café robusta de Loreto, y que además compra el grano a otros 28 caficultores de la zona. Trabajar en conjunto les ha permitido mejorar en productividad y calidad, logrando que su café adquiera más valor en el mercado.
Con apoyo de entidades públicas y privadas, como el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (Iniap) y el Comité Europeo para la Formación y la Agricultura (CEFA), los productores se han ido capacitando en técnicas de cuidado de los cultivos (fumigaciones, poda, uso de abonos orgánicos), tueste del café y otras etapas del procesamiento .
Gladys Yumbo, productora de café de la comunidad 24 de Mayo, cantón Loreto, es integrante de Asoamazonas. Además de vender su café a la asociación, a USD 20 el quintal, participa en la selección del grano en “oro” y en el empacado. Sobre el precio dice que es más elevado del que le pagaban anteriormente los intermediarios.
A pesar de que el café robusta es menos apreciado mundialmente que la variedad arábica (cultivado a mayor altura), Legarda asegura que con un manejo adecuado también puede llegar a ser de especialidad. El 2019, Witoca ganó el concurso nacional de Taza Dorada de Café Robusta, con 85,6 puntos.
“Fue la primera vez que logramos sacar los robusta finos al exterior, a través de los compradores que subastaron nuestro café. Nos abrió puertas”, comenta Andrea.
La marca Witoca, que en el 2020 facturó USD 12 800, se vende en tiendas-galerías, cafeterías, hoteles y tiendas en línea, llegando a diferentes partes del país. En el momento tiene 21 clientes; este año prevén concretar sus exportaciones a EE.UU. e Italia, adonde han hecho algunos envíos.
Ayahuasca Café Lunch ofrece el café Witoca en su local, ubicado en el aeropuerto Francisco de Orellana, de la ciudad Puerto Francisco de Orellana. “Nosotros vendemos productos amazónicos de alta calidad. Witoca tiene muy buena aceptación, su aroma es excelente y tiene una buena presentación”, comenta Christian Peñafiel, propietario del establecimiento, quien indica que suelen llevarlo los trabajadores de las empresas petroleras y turistas del parque Yasuní, en su mayoría extranjeros. El café lo venden en presentación molido y en grano, además para consumo en el local.
La tienda en línea Coffee Nation tiene en su catálogo la presentación de 300 gramos de Witoca. “El producto es muy bueno, la gente no está acostumbrada a tomar el café robusta, que tiene una textura y un sabor diferente, pero ha gustado”, comenta Melanie Moscoso, propietaria de la tienda.
Tras haber resultado ganadores en el 2019 de un concurso de emprendimientos rurales, organizado por CEFA, la marca abrió este mes Witocalab, una cafetería en Loreto, donde los clientes, además de probar el producto o llevarlo en fundas, pueden conocer la experiencia que está detrás de su elaboración. Witocalab también ofrecerá capacitaciones a productores de la zona.
En diciembre pasado importaron una tostadora italiana, con la que evolucionarán en la producción. Además, prevén lanzar una presentación premium.
Luis Villota / Técnico de campo en Asoamazonas
Tengo 41 años. Desde pequeños fui productor de café y cacao, junto a mi mamá y abuela, quienes me criaron. Vendíamos el producto a intermediarios. Me sumé a Asoamazonas desde el comienzo. Favio es mi primo y vivimos cerca. Trabajo en la asociación como técnico de campo, les ayudo a los productores en la poda de los cafetales y las fumigaciones para controlar la broca. Visito tres comunidades a la semana. Incentivamos a los productores para que puedan crecer en su productividad, mediante tecnificación, con uso del abono orgánico, que elaboramos nosotros mismos y entregamos a los socios y clientes. Les damos capacitaciones sobre cómo aplicarlo y cuándo debe utilizarse. Hemos recibido cursos del Iniap y otras entidades, sobre las diferentes etapas en el cuidado del cultivo. Esto nos ha ayudado a mejorar la productividad del grano. En mi caso he logrado obtener hasta 180 quintales de café “cereza” por hectárea, que vedo a la asociación, anteriormente sacaba unos 60 quintales por hectárea en la época de cosecha.
